Primitiva Archicofradía Pontificia y Real Hermandad de Nazarenos de la Sagrada Entrada en Jerusalén, Santísimo Cristo del Amor, Ntra. Señora del Socorro y Santiago Apóstol
Parroquia del Divino Salvador. Actualmente en la Iglesia de la Anunciación

El paso de la Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén abre el cortejo de los desfiles penitenciales de la Semana Santa de Sevilla. La composición de la escena puede datar de los primeros años del siglo XVIII. Y la efigie titular es una muestra más de la difusión de las fórmulas roldanianas aplicadas por los discípulos y seguidores del maestro. 

Versión multicolor y festiva de la entrada mesiánica que reproduce con fidelidad el relato evangélico: «Llevaron el pollino a Jesús, y echándole encima sus vestidos, montó en él. Muchos extendían sus mantos sobre el camino, otros cortaban follaje de los campos, y los que le precedían y le seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene de David, nuestro padre! ¡Hosanna en las alturas! (Mt 21,1-11; Mc 11,7-10; Lc 19,29-40; y Jn 12,12-15).

En este paso sevillano, Jesús aparece sedente sobre el pollino, sosteniendo con la mano izquierda las bridas del mismo, mientras bendice con la diestra. Acompañan al Maestro los tres discípulos predilectos: Pedro y Santiago, que son obras de notable antigüedad, probablemente refomadas en el siglo XVIII, mientras que el San Juan fue efigiado por Castillo Lastrucci en 1935. Juan Abascal realizó entre 1976 y 1978 las figuras del judío, la hebrea, dos niños y una niña que, portando ramas de olivo y esparciendo vestiduras y reposteros a los pies del Redentor, crean un ambiente colorista y pleno de regocijo popular. Todas estas imágenes son retratos tomados del natural.

La adecuada ambientación paisajística se consigue gracias a una palmera, cuyas ramas -símbolo del triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte- son cortadas por el hacha de Zaqueo, personificado en la diminuta figura de un niño encaramado en el esbelto tronco. Históricamente, la inclusión de dicha figura en el pasaje evangélico que comentamos es errónea. 

Según San Lucas, no fue en Jerusalén, sino en Jericó donde Zaqueo, el publicano, «porque era pequeño de estatura» trepó a un árbol para ver a Jesús, entre la muchedumbre, cuando pasaba por ese lugar (Lc 19,1-3). La situación del Cristo, dentro del grupo escultórico, fue modificada en 1978 por Juan Abascal, quien la adelantó a un primer término, con lo que la escena ganó en verosimilitud y valores plásticos.
Texto: Las Cofradías Sevillanas en la modernidad. Rafael Sánchez Mantero. José Sánchez Herrero. Juan Miguel González. José Roda Peña. - Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.