Diego de Velázquez |
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La
Inmaculada Concepción. Galería Nacional, Londres. |
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Velázquez muestra aquí su incapacidad o falta de interés por representar los temas sagrados de un modo diverso de los seculares: su Purísima es una muchacha sevillana, de facciones no perfectas, pero graciosas. Ello no deriva de una actitud antirreligiosa, sino de una imitación de lo cotidiano. La Virgen fue un ser humano, y la pinta como tal, sin profanación. En la iconografía de la Inmaculada, con la luna con las puntas hacia abajo, y un paisaje alegórico referente a las advocaciones de María, Velázquez coincide con Pacheco. |
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