Foto: Rafael Márquez

En el convento franciscano de San Buenaventura recibe culto la imagen de candelero de la Inmaculada más popular de esta tipología, llamada "la Sevillana". Según la leyenda, en 1649 a petición de la misma Virgen la imagen fue donada por la virtuosa dama María de San Francisco al convento Casa Grande Franciscano, donde se veneró en un altar del presbiterio, pasando a ocupar en 1718 un camarín central del altar mayor. 
González de León nos refiere que su apelativo popular se debe a que, tras ser la imagen víctima del robo de sus alhajas, la gente decía que ella lo consintió "pues al ser tan sevillana, no hace aprecio de sus riquezas".
Fue pródiga su presencia devocional en los siglos XVII y XVIII, íntimamente relacionada con la lucha de la familia franciscana por la definición del dogma hasta que en, en 1843, al ser derribado el convento Casa Grande de San Francisco, la Virgen pasó a la iglesia parroquial de San Andrés, de allí a la residencia de los Marqueses de Casa Ulloa, presidiendo finalmente desde 1890 el altar mayor del convento de San Buenaventura. 

Besamanos Extraordinario tras su restauración. Noviembre 2003

Ntra. Sra. del Carmen de la iglesia de San Buenaventura

La perfección de sus facciones, de nariz fina, boca apretada, cuello largo y esbelto, la acercan a la producción mesina, aunque sus manos de cuatro falanges fueron realizadas por el decimonónico Juan de Astorga. 
Es característico el símbolo iconográfico del libro que porta en sus manos, meditando una lectura espiritual de la profecías celestiales que en Ella se han cumplido.
En el año 2003 fue restaurada por el profesor Miñarro quien afortunadamente ha recuperado su riqueza original.
Documentación: Texto extraído del articulo: "A propósito de una iconografía sevillana de la Inmaculada Concepción, La Purísima del Convento de Santa Isabel". José Gámez Martín y Soledad Jiménez Barreras. Boletín de las Cofradías de Sevilla. nº 545. Julio 2004.

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