Catedral de Sevilla | |||
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Es
una maravillosa imagen, recogida espiritualmente, absorta en abismáticas
contemplaciones y de inefable encanto virginal. Esta figura es no sólo un
alarde de técnica, sino , además, un verdadero tratado de exégesis
mariana. En ella está vista la maternidad divina de María en cuanto la
grandeza de su dignidad deriva de tan singlar prerrogativa. La humildad y
acatamiento de que la Señora hizo gala en la Encarnación, patentes
están en la modestia de su figura: su impecabilidad, en el concepto de
niña, plena de encantos juveniles: su concepción sin mácula original,
en cuanto es aérea, elevada, como no queriendo pisar el barro
emponzoñado, y para manifestarlo plásticamente, la apoya sobre el trono
de ángeles más numerosos que hasta ahora representó: en fin, una serie
de aciertos que un iconógrafo podría precisar ante este modelo de
estatuaria religiosa. |
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Indudablemente
la estatua es otra de las obras cumbres de Montañés y ejemplar
destacadísimo de la imaginería mariana hispánica. |
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