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Sede de las Hermandades del Dulce Nombre y la Soledad |
La Capilla Sacramental, situada en la cabecera de la nave
derecha, fue comenzada a construir en 1699, interviniendo en ella el
maestro Félix Romero. Sus muros presentan un zócalo de mármoles y una
serie de pinturas de tema eucarístico, realizadas por Francisco Pérez
Pineda, Domingo Martínez y Gregorio Espinal. El retablo, algo
retardatario de diseño, fue trazado por Pedro Ruiz de Paniagua en 1703.
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La hornacina central la ocupa una escultura de la Inmaculada, posterior al retablo, apareciendo en las calles laterales San José y Santa Ana. El ático lleva una escultura del Niño Jesús. Los ángeles lampareros, situados en el crucero de la capilla, se encargaron a Hita del Castillo en 1738. |
En
la nave derecha se disponen los retablos de San José y de la Virgen
del Carmen. El primero, de estilo neoclásico, presenta un único
cuerpo separado por columnas, en el que figura la escultura del titular
atribuida a Cristóbal Ramos. Las calles laterales llevan relieves de la
vida de San José, y en el ático se ubica el Descendimiento. |
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El
segundo retablo es una sencilla estructura arquitectónica al estilo de
las obras neoclásicas, que cobija una escultura en alabastro de la Virgen
del Carmen. Esta imagen, que está parcialmente policromada,
puede fecharse en el siglo XIV. La flanquean esculturas de San Pedro y
San Pablo, fechables en el primer tercio del siglo XVII. |
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Próxima
al coro, a los pies de la primera nave del lazo izquierdo, se encuentra
el retablo de la Virgen de Belén. Es de gran sencillez
estructural y cobija una pintura sobre mármol que representa a la
Sagrada Familia con San Juanito. Está firmada por Pedro Villegas
Marmolejo, pintor enterrado ante el altar. |
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En
una capilla de los pies de la iglesia, en el lado del Evangelio
encontramos el altar de la Inmaculada Concepción, presidida por un retablo
realizado por Francisco Pacheco en 1623. En él figura la Inmaculada,
rodeada por ángeles y tributos marianos, apareciendo a sus pies una
vista de Sevilla. |
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La
Capilla de las Animas,
decorada con un zócalo de azulejos realizado entre 1599 y 1609, posee
un retablo obra de Fernando de Barabona en 1676. Tiene un solo cuerpo
con columnas salomónicas, que alberga un lienzo de las Animas, pintado
en 1587 y renovado en el siglo XVII. |
A
continuación se halla la Capilla de la Milagrosa. El retablo que
preside el conjunto es neoclásico y presenta una imagen moderna de la
titular. Sirve de fondo una pintura mural de la Calle de la Amargura,
conocida por el nombre de Cristo de las Fatigas, realizada a
fines del siglo XVI. |
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Terminamos esta reseña con la visita obligada a la Capilla de la Soledad. Es un recinto cuadrado, cubierto con bóveda de paños sobre trompas. Presenta un retablo fechable en torno a 1730, compuesto por un solo cuerpo de tres calles y ático. El cuerpo central se abre a un camarín en el que se sitúa la escultura de Ntra. Sra. de la Soledad imagen barroca de candelero. En esta capilla recibió culto anteriormente la Divina Pastora actualmente en la iglesia conventual San Antonio de Padua. |
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Concluimos
haciendo mención a los dos magníficos azulejos que decoran las
fachadas del templo. El dedicado a Ntro. Padre Jesús del Gran Poder fue
realizado en 1912 por Manuel Rodríguez Pérez de Tudela. Este retablo
inició la costumbre, común ahora en casi todas las hermandades de
colocar azulejos con sus imágenes titulares en las fachadas de los
templos donde residen. |
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Fotos:© Rafael Márquez |
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