Convento de Capuchinos. Sevilla |
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Foto: Rafael Márquez |
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La
imagen de la Divina Pastora de Capuchinos pertenece a una época
relativamente reciente, fines del siglo XVIII o principios XIX,
existiendo una cierta controversia documental respecto a quién pueda
haber sido el autor de esta venerada efigie. Lo que sí parece seguro es
que no fue realizada en Sevilla, sino que proviene de Cádiz. |
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Ello explicaría el estilo neoclásico visible en la obra, pues entonces los
organismos artísticos oficiales abogaban por las formas helénicas.
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Dios, lo alejan sensiblemente de las producciones paganas. |
Reatauraciones |
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En
Junio-Julio de 1956 fue restaurada por Sebastián Santos, quien le puso
ojos nuevos. En una pequeña libreta de este escultor, donde anotaba
irregularmente sus memorias, recordamos haber leído que durante la
estancia en su casa la Divina Pastora le hizo un gran favor, y por eso
creemos que no quiso cobrar su trabajo. Emocionante detalle, que nos
habla de la gran espiritualidad de este artista, el cual no se limitaba
a trabajar en los encargos que le confiaban, sino que invocaba humilde y
confiadamente el auxilio divino. |
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escultórica, para reemplazar al viejo y deteriorado maniquí. También le ha
levantado ligeramente la postura de la cabeza, de una forma casi
imperceptible, pero que le presta mayor soltura y naturalidad. |
El paso |
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Estrenado en Mayo de 1957, es de primoroso estilo rocal_a. S,u
ejecución significó un verdadero logro, pudiendo contarse entre los
pasos de Gloria mas acabados y lujosoS de nuestra capital, aunque la
masa del público no haya reparado nunca en sus muchos méritos. |
Lo salpican numerosos motivos vegetales (que no se aprecian a primera vista bajo el disfraz del oro), en evocación del pradería místico sobre el cual se apacientan los ganados. Cuatro bajorrelieves policromos cortan la monorritmia de estas bandas horizontales, mereciendo citarse el que representa la Visión de la Pastora por el padre Isidoro, donde aparece el interior de la iglesia del Convento con los cuadros de Murillo que antes engalanaban sus altares, reproducidos a diminuta escala con sorprendente y jugosa pericia caligráfica. Hermosas hornacinas en los ángulos, rematadas por doseletes conchiformes, abrigan las figuras de "San Joaquín", padre de Nuestra Señora y abuelo del Pastor Divino; "San Juan Bautista Niño", que anunciaría a su Primo como Cordero de Dios; "Santa María Francisca de las Cinco Llagas", sosteniendo bajo el manto el cuadro de la Divina Pastora con que obró multitud de prodigios e introdujo su culto en Nápoles y en todo el Reino de las Dos Sicilias; y el "Beato Diego José de Cádiz", gran apóstol de la advocación en España, que la llevó a todas las misiones y logró que el título fuese elevado a fiesta litúrgica. En la sobrepeana o canastilla de superficie convexa, vuelven a repetirse los simbolismos relacionados con la Mística Pastora, ahora bajo la forma de pequeños óvalos, delicadamente trabajados al óleo sobre pan de oro esgrafiado, y así vemos: En el frontal, a Pío VI con un grupo de capuchinos, entre ellos el Beato Diego, otorgando la institución de la fiesta canónica; en el costado izquierdo, la solemne coronación de la imagen titular sevillana, oficiada el año 1921 por el obispo de Ostracine; en el derecho, la coronación canónica de la efigie del mismo título en Barquisimeto (Venezuela), y en el de atrás, a Benedicto XV, decretando como titular de la iglesia capuchina de Sevilla a la Madre del Buen Pastor (advocación que desde 1920 quedó añadida a la ya existente de Santa Justa y Rufina). |
Bibliografía: Hermandades de Gloria de Sevilla. Juan Martínez Alcalde. |
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