"Para mí Dios es una lucecilla intuida e inconstante. Imprescindible,
pero a veces hoguera, a veces rescoldo. Por eso rezo el Credo como un
acto de fe y también de sinceridad: "Creo que creo en Dios Padre,
todopoderoso…" Dame Tú, Cristo del Desamparo y Abandono del
Cerro, la fe de tu centurión para gritar que eres el Hijo de Dios. Los
brazos insolentes que cruzan tus verdugos a tus espaldas certifican el
temblor de la tierra y el eclipse del cielo de aquel momento decisivo.
Dame, Señor, la fe de tu barrio. "
Fragmento del
Pregón de la Semana Santa 2003. Fco. José Vázquez Perea.
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