|
Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla, Archicofradía Pontificia y Real de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y María Santísima de la Concepción |
|||||
Imagen de
candelero para vestir |
|
||||
Sabido
es que la Dolorosa de la Hermandad del Silencio procesiona acompañada
por San Juan Evangelista. Obviamente, este modelo iconográfico se
inspira en los relatos apócrifos de la pasión. Los
imagineros sevillanos gustan representar, en la vía dolorosa, a María
y al Discípulo Amado, itinerantes, en sacra conversación. El apóstol
Juan le informa sobre los trágicos acontecimientos de última hora y le
indica el camino a seguir. La tradición se remonta en nuestra ciudad a
la segunda mitad del Quinientos, pues en las Reglas de la Hermandad del
Gran Poder, aprobadas en 1570, se prescribe ya la
salida del Evangelista acompañando a la Virgen titular.
Sebastián Santos Rojas, en el
esplendor de su madurez artística, ejecutó esta bellísima Dolorosa
que fue adquirida por la
Hermandad del Silencio en 1954, dado el precario estado de conservación
de la antigua, atribuida a Cristóbal Ramos. |
|||||
El rostro queda enmarcado por una espléndida cabellera, peinada con raya al centro, cuyas cortinas ocultan parte del pabellón auditivo. El óvalo facial, que se acentúa en el maxilar inferior y mentón, favorece el aspecto carnoso y el naturalismo de sus correctas facciones. La frente despejada subraya la nobleza de su estampa. Los ojos de cristal, tamizados por pestañas postizas, dejan escapar una serena mirada. Y el entrecejo, levemente fruncido, insiste en el dolor letífico. Por sus tersas mejillas resbalan siete lágrimas cristalinas, cuatro por la derecha y tres por la izquierda, recordando los siete dolores de María. La nariz, de pronunciadas y dilatadas aletas nasales, logra los apetecidos efectos y matices. La boca, entreabierta, de temblorosos labios, insiste en el realismo de la obra, al dejar ver la dentadura superior y la lengua. Su acertada policromía, de nacaradas carnaciones, refuerza las exquisiteces del jugoso modelado. |
Mater Inmculata |
|
La
acertada conjunción de la cabeza con el cuello facilita no sólo la
inclinación de la misma hacia la izquierda, sino también su apenada
expresión. Las manos, de estilizado formato, denuncian la singular
impronta del autor. Los dedos de la mano derecha se flexionan á partir
del central, reforzando el movimiento en el anular y meñique. Por
fortuna, la efigie que analizamos conserva la firma de "S.
Santos" en el omóplato izquierdo. En definitiva, tanto quiso
embellecerla el artista, que sus facciones, de correcto dibujo y suave
modelado, rehúsan la impronta trágica del Pathos para reflejar la
idealización del dolor que despierta en el espectador compasión y
ternura. |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
[ Traslado de María Stma. de la Concepción a la Catedral. 9 de Mayo 2004 ] |
|
|
|
|
|
[ Mañana del Domingo de Resurrección en la Hdad. del Silencio ] |
|
[ Portada ] [ Domus Dei ] [ Santoral ] [ Reportajes ] [ Exposiciones ] [ Mater Dolorosa ] [ Volver ] |
Copyright © 2002- Rafaes |
|
Queda
prohibida la reproducción total o parcial de las fotografías |