Rosa
de pasión bendita
que habitas en los Terceros,
¿qué Subterráneo guardó
con tanto celo el misterio
de esa cintura quebrada
y ese doliente entrecejo?.
¿Quién
alumbró tu finura?.
¿Quién dio maternal acento
a ese caudal de hermosura
transido de sufrimiento?
Interrogantes
de amor
por siempre en amor resueltos:
que es Sevilla la que guarda
desde siglos el misterio
de esa rosa florecida
en subterráneo secreto,
y de la mano maestra
que dio delicado sello
a la gracia virginal
y al sereno desconsuelo.
Rosa
de pasión bendita
que habitas en los Terceros,
¿quién prestó serenidad
al dolor que llevas dentro?.
¿Quién confortó tu pesar?.
¿Quién tuvo el genial acierto
de revestir el puñal,
crisol de tus sufrimientos,
con la amalgama de luz
que se hizo joya en tu pecho?
Interrogantes
de amor
por siempre en amor resueltos:
que es Sevilla la que otorga
su gubia al imaginero,
su inspiración al prioste,
su fervor al nazareno,
su gracia a la camarera
y su fuerza al costalero,
por tratar de hacer más dulce
la amargura de tu duelo.
Rosa
de pasión bendita
que habitas en los Terceros,
si eres Reina ¿por qué lloras?.
¿Qué pena vienes sufriendo?.
¿No te honra tu hermandad
con su amor más verdadero?.
¿No te entronizó en su altar
y te llenó de requiebros?.
¿No te acunó bajo un palio
de estrellas y de luceros?.
Interrogantes
de amor
por siempre en amor resueltos,
que es tu hermandad de la Cena
- blanco trigal nazareno-
la que por calmar tu llanto,
y ofrecerte su consuelo
fue primera en proclamar,
con piadoso juramento,
el voto de tu Realeza
sobre la Tierra y los Cielos.
Señora
del Subterráneo,
Madre del dolor intenso,
Pozo Dulce de la pena,
Flor marchita de tormento,
Madre fiel corredentora
a los pies de aquel madero, perdona cuantas ofensas
tus lágrimas conmovieron.
Vuélvenos esos tus ojos,
de misericordia llenos,
e
intercede por nosotros
ante el Divino Maestro.
Llévanos a su presencia,
cuando pase este destierro,
que en la Patria celestial
morar contigo queremos,
bajo la dulce caricia
de tu regazo materno,
bajo el cetro de Realeza
que en Sevilla se hizo Imperio...
Azucena
incorruptible,
Lirio que encarnaste al Verbo,
Inmaculada y Asunta
por singular privilegio.
Flor pura del Subterráneo,
Trono del Dios verdadero,
Reina y Madre de esta tierra
y Emperatriz de los Cielos...
¡Rosa de pasión bendita
Que habitas en los Terceros!
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