La Reina ya está en su trono
Y el Niño piensa despacio
Las preguntas que dormían
En el hueco de un abrazo.
“¿Dónde está, Madre, el recuerdo
De aquellos tiempos pasados?
¿Dónde quedó aquella fiesta
Que era la gloria del barrio,
Aquel perenne recuerdo
De tu rostro en cada patio,
Ese torrente de fe
Junto al sol de tu retrato?
¿Por qué cuando era pequeño
Se agolpaban a tu paso
Los vítores, las miradas,
Las plegarias y los cantos?
¡Qué tiene el paso del tiempo
Que todo lo cambia tanto!
Bajo un Rosario de estrellas,
La Madre, en su trono alzado
Avanzaba lentamente
Feria arriba, y en sus brazos
El Niño admiró en silencio
Aquellos pocos retazos
Que iban quedando en sus ojos
De la gloria del pasado.
Con cara de media luna
La Virgen fue meditando
La distancia inalcanzable
Que hay de la maceta al nardo,
De aquel fervor popular
Desbordado en flor y cánticos,
Al entrañable cortejo
Que ahora marchaba su lado.
Llegaban ecos de sangre
De la Plaza de los Carros
Y misterios de dolor
De un futuro muy amargo,
Junto al aroma de pueblo
Que
desde el viejo mercado
Cambió la cruz parroquial
Por monumento plateado.
Bajo un Rosario de Estrellas
Jesús siguió preguntando:
“Madre, lo quiero saber,
Dónde duermen esos años,
Dónde viven tantas voces
Que en los siglos te rezaron,
Qué camino oscuro llega
a esa oración sin descanso”
Con cara de media luna
La Virgen miró a lo alto
Donde un cortejo de luces
Eran flor, maceta y ramo.
Y el Niño la comprendió,
Cerró los ojos cansados
E hizo el final del camino
En un sueño esperanzado.
Y vio de nuevo en la tierra
Las macetas en los patios,
Feria hizo honor a su nombre,
Relator le puso el marco,
Escoberos el pincel,
Resolana pintó el cuadro
Con el color y el aceite
De Esperanza y Torrijiano,
Resucitaron de pronto
Las glorias de aquel pasado,
Y sonrió la muralla
Y cantó la salve el arco,
Y llegaron desde arriba
Todas las salvas de aplausos
De aquella feligresía
Que siempre estuvo a su lado.
En las huertas a San Gil
El tiempo se ha despertado.
Octubre ya dice adiós,
y la Patrona del barrio
Con cara de media luna
Al Niño siguió acunando,
Y el Niño, en la dulce cuna
Blanca de ángeles alados
Miró de frente a su Madre
Besó en silencio su mano,
Señaló hacia las alturas
Hizo del tiempo milagro,
Y en un Rosario de estrellas
Llegó hasta el cielo soñando.
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