Debido a la restauración de la imagen de Santa María Magdalena que se encuentra en el altar mayor de la iglesia de la que es titular tenemos la oportunidad de contemplar la estampa inédita de la Virgen de la Antigua y Siete Dolores presidiendo el altar mayor del templo dominico.

Pese al relativo olvido que padece hoy en día dicha talla, fue la titular de una célebre cofradía de penitencia y una de las imágenes que gozaron de mayor devoción en la ciudad, comparable a la que también tuvo en su momento el Crucificado de San Agustín.
La Virgen se halla de rodillas, con manos entrelazadas, cabeza elevada al cielo en actitud suplicante, cubierta con manto y rastrillo.
Salía procesionalmente el Jueves Santo, bajo palio (actualmente dichas bambalinas exteriores son las de la Virgen del Valle)