Lentamente a los sones de Campanilleros el paso volvió sobre sus pies situándose en la nave de la Epístola. A pesar de la ilusión y el esfuerzo que la hermandad había puesto en volver a procesionar a su querida titular este año tampoco la pudimos ver por las calles de la feligresía de la que es Reina y Patrona.

La Virgen aparecía ataviada con su manto procesional con bordados decimonónicos y saya de color blanco bordada en oro. La parihuela y los respiraderos son los de la Virgen de la Cabeza. Los candelabros de guardabrisa pertenecen al misterio de las Siete Palabras. La peana, realizada por Juan José Villarica Hurtado de Mendoza (1814) es lo único que se conserva de su antiguas andas.

El cortejo estaba previsto que discurriera por calles no habituales del recorrido de la Cofradía de las Siete Palabras en Semana Santa. Se trataba de calles estrechas como Alfaqueque, Antonio Salado , Pascual de Gayangos o Miguel del Cid. Haciendo estación en las Capillas de las Hermandades de las Mercedes y de la Vera Cruz, en donde radicó la Hermandad durante siete años.

Al conocerse la noticia de la no salida de la Virgen del Rosario la representación de la Hermandad de las Mercedes de la Puerta Real se acercó a la iglesia de San Vicente para hacerle la ofrenda de un ramo de flores que estaba previsto fuera hecha a su paso por la sede de la corporación mercedaria.

La Virgen portaba en su mano derecha el cetro y cuatro rosas de distintos colores alusivas a los misterios Gozosos, Gloriosos, Dolorosos y Luminosos del Santo Rosario.

Desde aquí damos la enhorabuena a la hermandad y deseamos que esta iniciativa tenga una continuidad en un futuro muy próximo.

Autor:© Rafael Márquez                                                                Siguiente>>