En la fotografía superior la Virgen ante el ayuntamiento de Moguer donde recibió una ofrenda de flores, no en vano Ntra. Sra. de Montemayor ostenta desde 1971 el título de Alcaldesa Perpetua de la ciudad.

La Virgen para el traslado a Moguer luce el manto de terciopelo verde aunque los colores de la Virgen, con los que todos los moguereños la identifican y la llevan en el corazón, son el rojo y el blanco.

Siguiendo su discurrir por la plaza del Cabildo y la calle Rascón, llega hasta la plaza del Marqués. Por último enfila la calle Almirante Hernando Pinzón para desembocar en la plaza de la Iglesia. Al fondo la bella torre barroca inspirada en la Giralda y de la que Juan Ramón Jiménez solía decir que esta torre vista de cerca es como la Giralda vista de lejos.

Tras recibir el último homenaje a cargo de la hermandad de la Virgen del Rocío, poco a poco, notándose el esfuerzo de muchas horas en los costaleros, la pequeña imagen que gubiara Sebastián Santos en sustitución de la antigua desaparecida en los sucesos del 36, se aproxima a la puerta del Sol del templo parroquial.

La Virgen hace su entrada entorno a las 12 de la mañana en la monumental iglesia que proyectara el importante arquitecto Pedro de Silva en 1760. Hemos de decir que se trata de la mayor iglesia de la provincia onubense superando incluso a la catedral de Huelva.

Tras cruzar el dintel de la puerta estalla el fervor de los allí presentes en aplausos y vivas a la Madre de Dios hasta que la Virgen llega y es depositada en el presbiterio en espera de su subida al impresionante altar de novena pocos días después.