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27 de Junio |
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El icono de Nuestra Señora
del Perpetuo Socorro es anterior al descubrimiento de América. |
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En 1993 se celebró con gran
regocijo el centenario del milagro y del nombramiento de la Virgen como
patrona de Haíti. El Papa Juan Pablo II visitó Haití para esta
celebración y puso al país bajo el amparo de la Virgen del Perpetuo
Socorro. |
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El cuadro nos recuerda la
maternidad divina de la Virgen y su cuidado por Jesús desde su
concepción hasta su muerte. |
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Patrona de los Padres Redentoristas y de Haití. | ||||
Aunque su origen es
incierto, se estima que el retrato fue pintado durante el decimotercero
o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia de una famosa pintura de
Nuestra Señora que fuera, según la tradición, pintada por el mismo San
Lucas. La original se veneraba en Constantinopla por siglos como una
pintura milagrosa pero fue destruida en 1453 por los Turcos cuando
capturaron la ciudad. |
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Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la pasión con las manos, sino con el paño que los cubre. |
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Cuando este retrato fue pintado, no era común pintar aureolas. Por esta razón el artista redondeó la cabeza y el velo de la Madre para indicar su santidad. Los halos y coronas doradas fueron añadidos mucho después. El fondo dorado, símbolo de la luz eterna da realce a los colores más bien vivos de las vestiduras. Para la Virgen el manto es de color púrpura, signo de la divinidad a la que ella se ha unido excepcionalmente, mientras que el traje es azul, indicación de su humanidad. En este retrato la Madona está fuera de proporción con el tamaño de su Hijo porque es -María- a quien el artista quiso enfatizar. |
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Los encantos del retrato son muchos, desde la ingenuidad del artista, quien quiso asegurarse que la identidad de cada uno de los sujetos se conociera, hasta la sandalia que cuelga del pie del Niño. El Niño Divino, siempre con esa expresión de madurez que conviene a un Dios eterno en su pequeño rostro, está vestido como solían hacerlo en la antigüedad los nobles y filósofos: túnica ceñida |
por un cinturón y manto
echado al hombro. El pequeño Jesús tiene en el rostro una expresión de
temor y con las dos manitas aprieta la derecha de su Madre, que mira
ante sí con actitud recogida y pensativa, como si estuviera recordando
en su corazón la dolorosa profecía que le hiciera Simeón, el misterioso
plan de la redención, cuyo siervo sufriente ya había presentado Isaías. |
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Simbolismo de la Imagen | ||||
Atemorizado por la visión de
dos ángeles que le muestran los instrumentos de la Pasión, el Niño Jesús
ha corrido hacia su Madre, perdiendo casi una de sus pequeñas sandalias
en su precipitada huida. María lo sostiene en sus brazos de manera
protectora y amorosa. Pero, si prestas atención a sus ojos, su mirada
esta fija no en Jesús sino en nosotros. ¿No es este detalle un toque de
genialidad? ¿Qué mejor manera de expresar el interés de Nuestra Señora
en nuestras vidas y crecimiento espiritual? |
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Éste es el mensaje principal del cuadro, un icono bizantino, que no obstante, esta repleto de otros símbolos. He aquí algunos de ellos: *
Iniciales en griego para “Madre de Dios”. |
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