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20 de Julio |
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Elías significa: "Mi Dios es Yahvé". (El = Dios. IA = Yahvé).
En contraposición a un
montón de falsas divinidades que el pueblo ignorantemente estaba
adorando, suscitó Dios a un gran profeta para que recordara a su pueblo
que sólo hay un Dios y que ese Dios es Yahvé (Este es el nombre que Dios
se dio a sí mismo cuando Moisés le preguntó: ¿Cuál es tu nombre?". Y el
Señor le respondió "Mi nombre es Yahvé, que significa: Soy el que soy.
Yo hice a todos, y a mí nadie me hizo"(Exodo 3,14). Ese fue pues el
oficio de Elías: tratar de convencer a los israelitas de que sólo hay un
Dios y que ese Dios es Yahvé, el Creador de cielos y tierra. |
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Aparece el profeta Elías en las Sagradas Escrituras como el hombre de Dios "un profeta como fuego, cuyas palabras eran horno encendido" que |
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camina sin descanso en la presencia del Señor "para reconciliar a padres con hijos, y restablecer las tribus de Israel y que, abrasado de celo, lucha en defensa del culto del único Dios verdadero. El vindicó los derechos de Yahvé en público desafío celebrado en el Carmelo. Poco después recibía en el monte Horeb la gracia de la íntima experiencia del Dios vivo. Los primeros ermitaños que iniciaron la vida cenobítica en honor de la Virgen María en el Monte Carmelo, allá por el siglo XII, pusieron los ojos en Elías conforme a la tradición monástica, tomando al Profeta junto con la Madre de Dios como modelo de su vida". |
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Profeta y Padre Espiritual del Carmelo | ||||
Al parecer nació en Tisbé de
Gaalad, Palestina; llamado por esto Tesbita (1 Reyes 17, 11). Uno de los
profetas mayores y defensor de la fe en Yahvé contra el paganismo. El
Antiguo Testamento narra sus profecías y hechos milagrosos, en los
libros de Reyes. Peregrinó en el desierto hasta el Horeb, Arabia, en
donde contempló el rostro del Señor y escuchó sus palabras. |
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San Elías y el Monte Carmelo |
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Un grupo de cozados llegados a Palestina a mediados del siglo XII, viendo la maravillosa topografía del Monte Carmelo, tan apto para la contemplación, decidieron queda rse allí y se entregaron sin reservas a imitar la vida del Profeta de Fuego, tal como la describían los libros de los Reyes, a base de la tradición monástica. El lugar les ayudaba a "fabricar la miel dulcísima de la contemplación". |
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Supuesto el vinculo entre Elías y el Carmelo, entre Elías y la vida religiosa, fijado por los Padres Griegos y Latinos, no es de extrañar que aquellos a quienes ya Santiago de Vitry había designado como "imitadores del santo varón y solitario Elías profeta", en el Monte Carmelo..., cerca de la fuente apellidada de Elías, en la Rúbrica Prima de las Constituciones afirman su descendencia de los Padres tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, |
quienes desde el tiempo de Elías y de Eliseo habían habitado en el Monte Carmelo "para la contemplación de las cosas celestiales". A pesar de ello, los carmelitas nunca se llamaron elianos, pues tomarán el nombre, como tantas otras Ordenes, no del Fundador, sino del lugar donde nacen. |
Elías será para aquellos cozados que se reúnen en el Monte Carmelo la regla viva, que se propondrán imitar. Para ellos éste será el padre que les infundirá su espíritu: Carmelitarum Dux et Pater. Para estos primeros carmelitas, la cosa fue fácil: deseaban imitar a aquel hombre extraordinario, tal como lo presentaba la Sagrada Escritura y porque los Padres lo habían visto como el prototipo del monacato. Así de sencillo es el origen del Patríarcado ellano sobre el Carmelo. Hoy, la así llamada "Cuestión eliana" sobre la sucesión hereditaria o entronque de los carmelitas de hoy con el Profeta Elías, que vive 900 años antes de Cristo, es una cuestión zanjada y, por lo tanto, así admitida: Elías es el Padre Espiritual o el Inspirador del Carmelo.
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La Visión del Profeta Elías |
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Ante la persecución ordenada
por la malvada reina Jezabel Elías tuvo que salir huyendo por el
desierto, para salvar la vida. Y le sucedió que entonces tuvo una gran
depresión de ánimo y deseó morirse. Pero Dios le envió un ángel que le
trajo un pan y una jarra de agua, y con este alimento tuvo fuerzas para
andar 40 días por el desierto hasta llegar al Monte Horeb o Sinaí y
esconderse allí. |
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Y desde aquella aparición, aprendió el gran profeta a no ser violento (como el huracán) ni duro (como el terremoto) ni asustador (como el fuego) sino suave y amable (como la brisa). |
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