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Festividad del 18 de Diciembre |
Ya
embarazada tras la Anunciación, la vida de María es gozosa
expectación del parto. En esta mujer gestante el cristianismo ha
representado la Esperanza, y en ello se unen otra vez -no podría ser de
otra manera en una religión que se basa en el hacerse carne de Dios -
realidades biológicas y misterios sagrados. Cuando le ponen a la Divina
Enfermera sobre el vientre, conservando una antigua y bella costumbre,
el resplandor en que se representa encerrado en una O a un Jesús aún
no nacido, es esta realidad física la que se alude. La simbología es
riquísima. Esta O representa el seno materno que alberga al feto de
Jesús, pero sobre todo alude a la O de las antífonas de la
Expectación, en la que cada invocación se inicia con esta
exclamación. |
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Por
eso algunas vírgenes de la Expectación o de la Esperanza, como esta
Divina Enfermera en lo antiguo, o las imágenes de gloria y dolor de la
calle Castilla, se llaman de la O. |
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En el corazón del Adviento, diez días después de la celebración de la Inmaculada Concepción, la fiesta de la Expectación vuelve a llenar la ciudad de celebraciones desde Pureza a la Resolana, desde San Martín a la Trinidad, desde San Roque a Castilla. Por su vinculación a imágenes dolorosas, esta fiesta no ha dejado de tener en Sevilla una fuerza popular extraordinaria que ha perdido en otros lugares. Incluso que en sus advocaciones de gloria ha perdido en la misma Sevilla, tan desdeñosa para con este importante patrimonio. |
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Están olvidadas la Esperanza de Santiago y la de San Buenaventura, |
de las que Juan Martínez Alcalde da noticia en su obra monumental
Sevilla Mariana; mientras
que gracias a las hermandades de penitencia, con ese su enseñar como no
enseñando, tan característico de la pedagogía cofrade, miles de
sevillanos -que, a su vez, saben como no sabiendo acuden a las
iglesias para celebrar la causa de su Esperanza en los besamanos de las
vírgenes de ésta advocación. |
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Al unirse la iconografía dolorosa a la advocación gloriosa de la Expectación, nace un nuevo matiz que en la Esperanza Macarena queda solamente expresado. El gozo no queda circunscrito sólo a este bello momento de Adviento, sino que avanza a través los tiempos litúrgicos de la Natividad y la Cuaresma hasta la misma Semana Santa, y en ella hasta la entraña oscura del Viernes Santo. Al símbolo del Arco, y al custodiado en la misma basílica (el Niño Jesús dormido sobre el hombro de la Virgen del Rosario enfrentado al Jesús adulto, maniatado y sentenciado a muerte), se une el de la Esperanza irrumpiendo en la madrugada de la detención, |
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las vejaciones y las torturas; afirmando triunfalmente la vida en lamisma
mañana de Viernes Santo que precedió a la muerte -justo el momento
real de la Sentencia: sabiduría asombrosa de Sevilla-, como si fuera
depositaria de un secreto, el de la resurrección, que no ha podido
guardar para sí y proclama desde su paso-altar juanmanuelino. (1) |
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Si
no fueras de aquí, si no existiera |
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MADRE
MIA DE LA ESPERANZA. Tú que estás junto a mi constantemente, vecina,
hermana y amiga, Mujer Santa de Triana, Virgen de todos los días, de mi
parroquia, y mi casa y mi Capilla y la lucha de mi vida cotidiana,
enséñame simplemente a ver a Dios cuando pasa, igual que cualquier
trianero hablándole a su Esperanza. |
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Yo
se que no te hacen falta |
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Yo
se que Tú no me pides |
Pero
aunque no me lo pidas, |
...Y
porque el Maestro dijo: |
Tu
nombre es como el brocal de un aljibe muy profundo Yo
se, Madre mía, que aunque tantas veces te traicionemos porque el
torbellino del mundo nos derribe, Tu esperas en nosotros, porque eres
Madre puesta al pie de la Cruz para nuestra intercesión. |
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...Y porque al día siguiente, víspera preciosa de nuestra Resurrección, volveremos a encontrarnos la ciudad extasiada de Esperanza ante el candor purísimo de mi Virgen TRINITARIA, yo su pregonero, rendido a sus plantas, y conmovido de ternura en el amanecer de Dios de su mirada, con la Pascua infantil de su hermosura repicando aleluyas de azahares en las puertas de la Trinidad, doy fe de que Sevilla es una ciudad habitada por el Espíritu, Señor y Dador de Vida, que vuelve todos los años para hacernos triunfar sobre la muerte a la única voz de A ESTA ES. |
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Después
de verte, Esperanza, |
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Fotos:© Rafael Márquez |
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