25 de Febrero 2009*

Ntra. Sra. de la Esperanza Macarena
Foto: Rafael Márquez

Convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso. (Profecía de Joel, 2,13)
Hoy comenzamos la santa Cuaresma, una cuarentena de purificación interior que se prolonga hasta la mañana del Jueves Santo. Empieza ahora la oportunidad, de un año más que nos otorga Dios, para examinar qué tal nos estamos portando con Él y con los hermanos; que hermanos somos los unos de los otros, y todos hijos de Dios. Dios nos llama a la conversión. Convertirse implica estar dispuestos a desprenderse de todo lo que nos mantiene lejos de Dios: ya sean situaciones de pecado, ya sean las ocasiones que nos llevan a cometer pecados; ya se trate de costumbres y formas de vida que, sin ser de suyo pecaminosas, enfrían y disminuyen nuestro amor a Dios.

Dentro del ambiente cuaresmal, la práctica de imponernos la ceniza es un gesto simbólico; pues, cuando nos acercamos a recibir la ceniza bendita,

damos a entender que estamos dispuestos a convertirnos de todo corazón -en conciencia, en lo más íntimo de nuestro ser-; en una palabra, realizamos el gesto de quien quiere cambiar de ruta y caminar decididamente hacia Dios. Sucede, sin embargo, que nuestra condición de seres humanos conlleva la posibilidad de manifestar sentimientos que no son auténticos; lamentablemente somos capaces de disimular nuestra realidad interior, presentando apariencias ajenas del todo a nuestro verdadero sentir. Así podría suceder hoy, si alguien viniera a recibir la ceniza sin más motivo que el de practicar lo que aprendió en la niñez; o bien, desea recibir la ceniza porque piensa que es una obligación, o porque se va a sentir mal, si no la recibe.
Mons. Ricardo A. Suriñach Carreras

    Lectura del libro de Joel 2, 12-18

"Dice el Señor todopoderoso: Convertíos a mi de todo corazón: con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones no las vestiduras: Convertíos al Señor Dios vuestro; porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad, y se arrepiente de las amenazas. Quizá se convierta y se arrepienta y nos deje todavía la bendición, la ofrenda, la libación del Señor nuestro Dios. Tocad la trompeta en Sión, proclamad el ayuno, convocad la reunión; congregad al pueblo, santificad la asamblea, reunid a los ancianos, congregad a muchachos y niños de pecho. Salga el esposo de la alcoba; la esposa del tálamo. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, diciendo: «Perdona, Señor, perdona a tu pueblo, no entregues tu heredad al oprobio; no la dominen los gentiles, no se diga entre las naciones: «¿Dónde está su Dios?» Que el Señor sienta celo por su tierra y perdone a su pueblo."

Fotos: Copyright © Rafaes.com

Ntra. Sra. de la Hiniesta vestida de hebrea
 Foto: Rafael Márquez

    Significado Simbólico de la Ceniza

Fotos: Copyright © Rafaes.com

Ntra. Sra. de los Ángeles. Hermandad de los Negritos
Sevilla. Foto: Rafael Márquez

La Ceniza era una forma que en la antigüedad servia para reconocer que el hombre sin Dios era como polvo. Que el hombre sin Dios, al morir, se vuelve polvo y no resucita a la vida eterna (Cfr. Job 42, 6).
Las personas se ponían un sayal que era un vestido corriente, feo y molesto, y sobre su cabeza se ponían la ceniza para manifestar que estaban arrepentidos de sus pecados y harían penitencia por ellos (Cfr. Est 4, 1)
Sabiendo que el pecador arrepentido no esta sólo pedían a Dios y a sus semejantes el perdón de sus ofensas y hacían constante oración. Toda la Iglesia oraba con ellos y por ellos para que durante la cuaresma pudieran cambiar a una vida mejor.

De acuerdo con el uso bíblico y litúrgico que se refleja en las mismas fórmulas actuales de imposición de ceniza: “
Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Cfr. Mc 1, 15) o bien: “Acuérdate que polvo eres y al polvo has de volver” (Gén 3,19), convendría tener en cuenta los siguientes aspectos:

La ceniza es símbolo de conversión; no se trata de hacer simples actos de mortificación, sino de lograr un cambio radical. Se trata de una conversión con su doble vertiente inseparable: vertical hacia Dios y horizontal hacia el prójimo.
La ceniza es símbolo de nuestra fragilidad y limitación humana. Ser consciente de que un día moriremos, implica el querer aprovechar nuestra vida para llevar a cabo el plan de Dios, el saber descubrir la verdadera escala de valores en nuestra existencia, el comprometernos para crear un mundo más humano, más justo y más cristiano.
La recepción de la ceniza es un acto personal y voluntario. Esto significa el movimiento personal de la conversión que se realiza bajo la gracia y la misericordia de Dios.

* Festividad movible

   [ María viste de hebrea. Cuaresma en Sevilla 2004 ]

   [ María viste de hebrea. Cuaresma en Sevilla 2008 ]

   [ Ntra. Sra. de los Ángeles vestida de hebrea. Cuaresma 2004 ]

   [ Vía Crucis de la Virgen de los Dolores de Capuchinos. 2008 ]

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