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25 de Marzo |
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María vivía en la pequeña aldea de Nazaret. En el pasaje de la Anunciación se narra: "(María) El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso tu hijo será santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios" (Lc 1, 26-38). Aceptó la maternidad divina; con su "Sí" (fiar) demostró su disponibilidad para aceptar su Palabra y su libre participación en el plan salvifico de Dios. Esta festividad se celebra desde el siglo V en Oriente; Sergio I la promovió en Occidente (siglo VII). |
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La reforma litúrgica del Concilio Vaticano II (Lumen Gentium 56) le ha devuelto el carácter cristológico; es la solemnidad del Señor y a la vez de la Santísima Virgen, es la que celebramos nueve meses antes de la Natividad. Iconografía: María escucha atenta al arcángel Gabriel, el Espíritu Santo (paloma) sobre su cabeza y azucenas (pureza). |
Evangelio Lc. 1, 26-38: |
Al
sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en
matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La
virgen se llamaba María. |
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Pero
el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de
Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el
nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del
Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David;
gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará
jamás.» |
También tu parienta
Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener
familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada
es imposible.» |
Ave Maria Gratia Plena, Dominus Tecum |
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Esta
fiesta es de origen oriental; luego, pasó a Roma en el siglo VII con el
título de "Anunciación del Señor". Desde un principio se
puso esta solemnidad en el número de las fiestas del Señor: más que
la Virgen María, el protagonista es el Hijo de Dios, cuya concepción
anuncia el Ángel. |
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La fecha escogida no se presta para que sea solemnizada. Siempre cae en Cuaresma y a veces durante la Semana Santa. Festejar la Encarnación del Verbo de Dios en María, desentona con toda la temática cuaresmal. Si se hace mención, se debe al recuento hecho de los meses de expectación a partir del nacimiento de Jesús. Esta fecha, pues, está condicionada por la escogida para celebrar la Navidad. |
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Si Cristo es el protagonista principal de esta solemnidad, la Virgen María no puede dejarse en el olvido. Ella es la que se ve en la Anunciación, la que pregunta y la que da la respuesta generosa de su cooperación. Es por eso que la Iglesia honra también a María, medita sobre el "Si" pronunciado por ella, y profundiza sobre el "Si" del Verbo de Dios: "¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!" (Hb 10, 7). |
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